La pluma de Alice es una de las más maravillosas de las que se cruzaron en mi vida. La descubrí el año pasado y entendí que con sus letras no solo voy a sentir, sino que voy a desarmarme poco a poco. Tiene una capacidad increíble para desdoblarte el corazón mientras te cuenta una historia. Una historia de esas que de entrada sabes que va a doler, pero que va a ser de esa clase de dolor que, mientras te arranca lágrimas, te saca sonrisas.

Este libro nos cuenta la historia de Heather, una chica de ciudad que un día decide dejar todo atrás y escapar de su propia vida, dejando familia, amigos y recuerdos en un lugar en el que no solo no era feliz, sino que estaba arruinando su vida. Heather decide refugiarse en Alaska, en un pequeño pueblo de la montaña en el que el frío agrieta la piel, pero en el que la gente es poca, y los recuerdos duelen menos. En ese pequeño pueblo, Heather va a tener que acostumbrarse a que no hay cobertura telefónica, no hay televisión, y no tiene absolutamente nada para entretenerse. Consigue un trabajo como camarera para sobrevivir, y se acomoda en una pequeña cabaña, en la que descubrirá a fuerza de aburrimiento que los libros son mucho más interesantes de lo que creía, que los amigos de verdad son los que lo dan todo sin esperar nada a cambio, y que lo que se ve a simple vista, no siempre es verdad: las personas estamos recubiertos de capas.

HeatHer es un personaje que me gustó mucho. Al principio tenía actitudes propias de una joven adolescente popular de instituto, con su maquillaje y sus acciones quisquillosas, pero me di cuenta casi al instante de que ella también tenía muchas capas, y que al fondo, solo había una chica que de tanto dejarse llevar, ya no sabía quién era.

En Alaska, HeatHer conoce gente maravillosa. Personas que le dieron hospitalidad y fueron amorosas con ella desde el primer momento, como su vecino mayor, un perro de carreras con el que va a entablar una de las relaciones más preciosas que he leído, una familia que va a ser como la suya, dos amigos de los que todos queremos, y por supuesto, el primer amor de su vida.

Cuando Heather conoce a Nilak, las cosas son raras, porque Nilak es desagradable y mal educado a pesar de lo lindo que aparentemente es. Alice utiliza un tópico que, cuando está bien desarrollado, es de mis favoritos. Se trata del amor al odio en un par de pasos, y qué bien que lo hizo. Nilak la odia, la odia de verdad desde el primer momento y no vamos a entender porqué hasta casi al final del libro, pero tiene motivos, motivos de los que hacen llorar. Poco a poco, las capas se les van cayendo a los dos, mientras el invierno cae sobre ellos, van a tener que animarse a soltar lo que les duele, para poder agarrar fuerte lo que los hace felices.

De Nilak casi no sabemos nada. Es un personaje al que se le nota la oscuridad, el dolor que le supura de entre las grietas y la amrgura que le quedó de cubierta. No sabemos mucho más de él que lo que Heather nos cuenta, porque la novela completa está narrada desde una primera persona exquisita desde los ojos de nuestra chica. Así mismo, a pesar del gusto amargo que siempre deja, es imposible no enamorarse de Nilak. Porque supura porque le duele, pero supura amor (que cursi me salió eso, estoy orgullosa.)

Me gustó mucho la forma en la que se toca el tema de la amistad y las relaciones tóxicas, porque no solo el amor tiene de esas, a veces las personas que más nos quieren son las que más nos hacen daño, porque no saben querer. Dicen que quien no se quiere a sí mismo no puede querer a nadie más, y yo creo con toda mi fuerza que es verdad. Heather arrastra una relación de amistad desde cuando era chica, con una amiga de la que fue inseparable, pero que prácticamente le fue comiendo el alma poco a poco. Alaska le va a servir para darse cuenta de que el amor, en cualquiera de sus formas, no tiene que doler, porque si duele, no es ahí.

Otra cosa que me encantó es que el libro está repleto de metáforas. Mi favorita es la de sus nombres, los nombres que una anciana del pueblo les puso cuando Heather y Nilak llegaron ahí, y cómo todo está conectado entre sí, sin que queden cabos sueltos y haciendo que absolutamente todo tenga sentido.

En líneas generales, esta es una novela con carga emocional y un amor de esos que te hacen doler el cuerpo por lo intenso. Es preciosa, adictiva y sencillamente maravillosa. Sin duda mi primer recomendado de este año.

Ojalá se animen a leerla ♥