Hola lectores, bienvenidos a una nueva reseña desordenada llena de fangirleo, porque vengo a hablarles de lo que me pareció “Encontrando a Silvia” la segunda parte de la bilogía universo Silvia de la inigualable Betacoqueta. Amo esta historia, y todavía me duele cada fibra del cuerpo por todo lo que me hizo sentir, pero valió la pena cada punzada de dolor. Estoy feliz de haber leído estos libros y darle cierre con este, fue una experiencia maravillosa.
Título: Encontrando a Silvia
Autora: Elisabet Benavent
Saga: Universo Silvia #2
Editorial: Suma
N° de Páginas: 352
ISBN: 9788490628539
Calificación: ⭐⭐⭐⭐⭐Sinopsis: Y tú ¿serías capaz de ignorar lo que te dicta el corazón?
¡No te pierdas el final del fenómeno Silvia! ¡Te vas a enamorar!
Silvia necesita estar al lado de Gabriel, saber que está bien.
Pero Gabriel no cree en el amor, no como Silvia.
Silvia tiene problemas con Álvaro cuando recibe una oferta irrechazable.
Silvia busca señales, desea encontrarse.
Pero el lado oscuro de la fama y una personalidad autodestructiva la pondrán a prueba.
En este segundo libro tenemos las cosas un poco más duras, porque si bien la amistad/relación con Gabriel va bien, a Silvia esto le representa un mundo de posibilidades, desde cambiar su vida económicamente ajustada, hasta mudarse al estado de las estrellas y vivir un mundo de lujos, celebridades y, por supuesto, muchos riesgos. Tenemos nuevos sentimientos que ya no pueden ocultarse y un Álvaro que se terminó de ganar mi corazón, lo siento, no puedo evitarlo. Este personaje pesa demasiado para mí a pesar de su toxicidad, a pesar de todo lo que hizo mal, no puedo evitar ver en él todo lo que esconde, todo lo bueno que puede llegar a ser y que no se anima. Pero en este libro, las condiciones lo exponen a la desesperanza, al desespero por el bienestar de Silvia, de su seguridad, y por todo ese amor que jura sentir, las cosas giran para todos. Silvia está fuera de sí, viviendo un mundo que pronto le revela una verdad desgarradora que me destrozó en cada página, que me hizo llorar a moco tendido mientras me preguntaba por qué estaba leyendo de vuelta a la autora, si siempre me hace esto.
Resumiendo, este es un libro intenso, lleno de momentos dramáticos que eran necesarios. Vi venir las señales, sufrí por Silvia y por suponer lo que venía. Lloré por Gabriel, lloré por Álvaro, pero lloré por Silvia que lejos estaba de merecer todo aquello. La magnitud de todo lo que sentí en este libro no se puede medir, porque es una locura, una montaña rusa de sentimientos.
“Él quiere ser mejor; así me lo dice siempre. Y cuando lo hace, con las cejas arqueadas y los ojos brillándole de ilusión, yo también quiero que sea mejor, pero consigo mismo. No quiero que se haga daño. No quiero que sea infeliz. Y la parte más egoísta de mí misma también quiere ser parte de esa mejora. Quiero ser el catalizador a partir del cual Gabriel viva de otro modo. ¿Es posible cambiar de vida en realidad?”
Hacía mucho tiempo no leía algo que me confundiera tanto, porque la historia es tan versátil que ni siquiera sabía qué es lo que quería que pase, hacia donde quería que vayan las cosas, o incluso qué protagonista representaba una bomba de tiempo mayor. Fue una locura, una experiencia increíble que me rompió el corazón y me hizo feliz al mismo tiempo.
Amo demasiado la forma en la que la autora hace llegar el mensaje. Amo como con sus palabras te revoluciona la vida, te sacude con una historia de ficción que, si bien es un poco surrealista, te mueve. Nos introduce en el mundo de las drogas, nos empuja a salir adelante en todas las cuestiones de la vida, a encontrarnos, a querernos primero y a valorarlo todo.
Estoy sencillamente maravillada, este es un libro que guardo en mi corazón para siempre y que les recomiendo plenamente. Léanlo a corazón abierto, dispuestos a que se los rompan, pero con la mente abierta para aprender de ello.
Un cierre de bilogía fantástico.
“Después de haber vivido todas aquellas experiencias, me he convencido de que la felicidad solo es un estado que depende de nosotros mismos y de cómo nos planteemos la vida. Por eso no pienso demasiado en aquello—Solo vine a decirte que… que la vida se me paró cuando te fuiste.”
